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Articles by Bill Crowder

Soy bueno

Cuando alguien nos comenta sobre algún logro personal, es común responder: ¡Qué bueno! Cuando contestamos así, podría pensarse que uno se está refiriendo o a lo beneficioso del hecho en sí o al carácter de la persona con quien hablamos. He respondido de este modo más veces de las que puedo enumerar, pero, últimamente, la frase ha empezado a molestarme. La razón es que, nos demos cuenta o no, estamos expresando algo específico cuando usamos la palabra bueno.

Se necesita ayuda

Durante la Segunda Guerra Mundial, las islas británicas representaban la última línea de resistencia contra el avance de la opresión nazi en Europa. No obstante, bajo un incesante ataque y en peligro de caer, Gran Bretaña carecía de los recursos para triunfar en el conflicto. Por esa razón, el Primer Ministro británico Winston Churchill habló por la emisora de radio BBC y apeló al mundo, diciendo: «Dennos las herramientas y nosotros concluiremos la tarea». Sabía que sin la ayuda del exterior, no podrían soportar el ataque que estaban enfrentando.

Considerar el origen

Me encanta la canela. Me apasionan las rosquillas de canela, las galletas de canela, los dulces de canela, las tostadas de canela, las manzanas con canela y los panecillos con canela. Es una de esas especias que hace que las otras cosas tengan mejor sabor. Sin embargo, nunca se me ocurrió pensar de dónde proviene. Entonces, en un reciente viaje a Sri Lanka, supe que el noventa por ciento de toda la canela del mundo procede de esa nación insular ubicada en el Océano Índico. A pesar de todos los años que disfruté de la canela, nunca me detuve a considerar su origen.

Frenesí de hambre

Los que estudian los tiburones nos dicen que es más probable que ataquen cuando perciben sangre en el agua. La sangre actúa como un disparador de su mecanismo alimentario y, entonces, arremeten. Suelen hacerlo en grupo y generan un mortal frenesí de hambre. La sangre en el agua señala la vulnerabilidad del blanco.

Recuperar el equilibrio

Durante los últimos años, mi esposa Marlene ha tenido problemas en el oído interno que hacen que pierda el equilibrio. Sin preaviso, algo allí adentro se altera y ella se marea. Si trata de sentarse o levantarse, un estado llamado vértigo se lo impide por completo y debe recostarse. Ni el mayor de los esfuerzos puede contrarrestar el poder desestabilizador y perturbador del oído interno. Como es una persona activa, estos episodios le resultan desagradables y frustrantes.

Añoranza del hogar

Cuando nuestro hijo Esteban era niño, fue durante una semana a un campamento de verano con un grupo cristiano. Después de unos días, recibimos una carta de él dirigida a «Mamá y Papá Crowder» que simplemente decía: «Por favor, vengan y llévenme a casa hoy mismo». Lo que su mente infantil no podía comprender era, desde luego, que pasarían algunos días hasta que recibiéramos su carta y otros más antes de que pudiéramos ir a buscarlo. Lo único que sabía su corazón de niño era que añoraba estar en casa con mamá y papá… y algo así puede ser difícil para un pequeño.

Decisiones y consecuencias

En el Museo Internacional de la Esclavitud, en Liverpool, Inglaterra, se recuerda la devastación de generaciones de hombres, mujeres y niños. El precio que personas inocentes pagaron por la codicia de otros es horroroso… pero no solo ellos han pagado por lo sucedido. En la pared del museo, aparece grabada una profunda observación de Frederick Douglass, ex esclavo y defensor de los derechos humanos, que dice: «Ningún hombre puede encadenar el tobillo de otro ser humano sin, a la larga, descubrir que el otro extremo de la cadena está sujeto a su propio cuello». En toda acción deshumanizante, nos deshumanizamos a nosotros mismo.

Una creciente agresividad

En un viaje reciente, un auxiliar de vuelo me preguntó si volaba con mucha frecuencia. Cuando le contesté que sí, dijo: «¿No ha observado que la gente en las aeronaves están volviéndose cada vez más agresiva últimamente?». Tuve que confesar que estaba de acuerdo. Entonces, empezamos a hablar de cuáles podrían ser las causas; cosas como las crecientes medidas de seguridad aeroportuarias, los costos elevados, la disminución en los servicios y una insatisfacción generalizada con respecto a los viajes. Para confirmar que lo que decíamos era cierto, ¡nuestra conversación se vio interrumpida por un pasajero que no quería sentarse en el lugar que le habían asignado, porque le gustaba más el de otro!

¿Demasiado ocupado? ¡Nunca!

Unos estudiantes universitarios le alquilan una casa a mi hermana y a su esposo. Una noche, un ladrón intentó entrar a robar. Cuando la joven que vive allí llamó a la policía para decirles lo que estaba pasando, la operadora le respondió de una manera inusual: «Tendrá que volver a llamar por la mañana. Ahora estamos demasiado ocupados». ¡Qué respuesta tan perturbadora! La muchacha había hecho lo correcto al llamar a la policía, pero, por alguna razón, no prestaron atención a su pedido de ayuda. Esa clase de indiferencia decepciona.

Volverse bilingüe

En una sociedad que parece cada vez más indiferente al evangelio, ¿es posible comunicar la buena noticia a personas que no comparten nuestra fe?